He decidido emprender un viaje de autoexploración y experimentación en busca de los placeres terrenales. Poco a poco iré llenando mi maleta de los recuerdos que vaya adquiriendo para mostraroslos.
lunes, 27 de junio de 2011
martes, 14 de junio de 2011
VERANO
Oda al verano
Verano, violín rojo,
nube clara,
un zumbido
de sierra
o de cigarra
te precede,
el cielo
abovedado,
liso, luciente como
un ojo,
y bajo su mirada,
verano,
pez del cielo
infinito,
élitro lisonjero,
perezoso
letargo
barriguita
de abeja,
sol endiablado,
sol terrible y paterno,
sudoroso
como un buey trabajando,
sol seco
en la cabeza
como un inesperado
garrotoazo,
sol de la sed
andando
por la arena,
verano,
mar desierto,
el minero
de azufre
se llena
se llena
de sudor amarillo,
el aviador
recorre
rayo a rayo
el sol celeste,
sudor
negro
resbala
de la frente
a los ojos
en la mina
de Lota,
el minero
se restriega
la frente
negra,
arden
las sementeras,
cruje
el trigo,
insectos
azules
buscan
sombra,
tocan
la frescura,
sumergen
la cabeza
en un diamante.
Oh verano
abundante,
carro
de
manzanas
maduras,
boca de fresa
en la verdura, labios
de ciruela salvaje,
caminos
de suave polvo
encima del polvo,
mediodía,
tambor
de cobre rojo,
y en la tarde
descansa
el fuego,
el aire
hace bailar
el trébol, entra
en la usina desierta,
sube
una estrella
fresca
por el cielo
sombrío,
crepita
sin quemarse
la noche
del verano.
(Pablo Neruda)
The Bicycle from Jacques Magazine on Vimeo.
Elize from Jacques Magazine on Vimeo.
Verano, violín rojo,
nube clara,
un zumbido
de sierra
o de cigarra
te precede,
el cielo
abovedado,
liso, luciente como
un ojo,
y bajo su mirada,
verano,
pez del cielo
infinito,
élitro lisonjero,
perezoso
letargo
barriguita
de abeja,
sol endiablado,
sol terrible y paterno,
sudoroso
como un buey trabajando,
sol seco
en la cabeza
como un inesperado
garrotoazo,
sol de la sed
andando
por la arena,
verano,
mar desierto,
el minero
de azufre
se llena
se llena
de sudor amarillo,
el aviador
recorre
rayo a rayo
el sol celeste,
sudor
negro
resbala
de la frente
a los ojos
en la mina
de Lota,
el minero
se restriega
la frente
negra,
arden
las sementeras,
cruje
el trigo,
insectos
azules
buscan
sombra,
tocan
la frescura,
sumergen
la cabeza
en un diamante.
Oh verano
abundante,
carro
de
manzanas
maduras,
boca de fresa
en la verdura, labios
de ciruela salvaje,
caminos
de suave polvo
encima del polvo,
mediodía,
tambor
de cobre rojo,
y en la tarde
descansa
el fuego,
el aire
hace bailar
el trébol, entra
en la usina desierta,
sube
una estrella
fresca
por el cielo
sombrío,
crepita
sin quemarse
la noche
del verano.
(Pablo Neruda)
viernes, 10 de junio de 2011
LA FRUTA PROHIBIDA
Hoy me encuentro en el Edén, gozando de tus caricias,
paraíso terrenal que conoce tus primicias,
enredada entre tus ramas, cual si fuera una serpiente,
enroscándome en tus ojos y en tus deseos ardientes.
Te ofrezco el sabroso fruto, de mi más sentido amor,
que no sabe a pecado, más bien a néctar y flor
el que vamos ocultando tras árboles de pasión,
con dolor y con verguenza, porque es prohibido ante el sol.
Cuando te tengo a mi lado, me devoran estas ansias,
de cimbrearme entre tu cuerpo y sisear en tus entrañas,
con éxtasis infinito, deslizar en tus quebradas,
el volcán de mis pasiones en lava de amor que sacia.
Y en el sudor de emoción, desde la frente hasta el vientre,
libamos este veneno que inoculó la serpiente,
sintiéndolo como miel, la de la fruta prohibida,
que enajena nuestras almas y nos quita hasta la vida.
Condenada está mi alma a morir en el pecado,
en el más ardiente infierno, por desearte a mi lado.
Mientras el cielo nos juzga, desistir jamás podremos,
de comer juntos la fruta, aunque nos llegue el destierro.
paraíso terrenal que conoce tus primicias,
enredada entre tus ramas, cual si fuera una serpiente,
enroscándome en tus ojos y en tus deseos ardientes.
Te ofrezco el sabroso fruto, de mi más sentido amor,
que no sabe a pecado, más bien a néctar y flor
el que vamos ocultando tras árboles de pasión,
con dolor y con verguenza, porque es prohibido ante el sol.
Cuando te tengo a mi lado, me devoran estas ansias,
de cimbrearme entre tu cuerpo y sisear en tus entrañas,
con éxtasis infinito, deslizar en tus quebradas,
el volcán de mis pasiones en lava de amor que sacia.
Y en el sudor de emoción, desde la frente hasta el vientre,
libamos este veneno que inoculó la serpiente,
sintiéndolo como miel, la de la fruta prohibida,
que enajena nuestras almas y nos quita hasta la vida.
Condenada está mi alma a morir en el pecado,
en el más ardiente infierno, por desearte a mi lado.
Mientras el cielo nos juzga, desistir jamás podremos,
de comer juntos la fruta, aunque nos llegue el destierro.
Compartid el pecado para no estar solos
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